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Un suelo sano es el cimiento de una agricultura productiva y sostenible. En ZERYA, sabemos que para lograr el objetivo de rentabilidad y calidad en agricultura convencional, la estrategia debe comenzar por la base del cultivo: el suelo. No se trata solo de un sustrato inerte, sino de un ecosistema vivo, dinámico y con una capacidad natural de defensa que se conoce como supresividad biológica.

¿Qué es la supresividad del suelo?

Un suelo supresivo es aquel que, gracias a su rica biodiversidad microbiana, es capaz de limitar el desarrollo y la virulencia de los patógenos, reduciendo así la incidencia de enfermedades en el cultivo. En esencia, el suelo actúa como un escudo protector, controlando la población de patógenos incluso cuando las condiciones ambientales y la presencia del huésped son favorables para el desarrollo de la enfermedad.

Este concepto se aleja de la agricultura que busca la esterilización del suelo, una práctica que a menudo elimina tanto los microorganismos beneficiosos como los patógenos. En su lugar, el enfoque es potenciar la vida en el suelo para que sea la propia microbiota la que mantenga a raya las amenazas fitosanitarias.

Los mecanismos de defensa biológica en la rizosfera

La supresividad no es un mecanismo único, sino el resultado de una interacción compleja entre el suelo, la planta y una red de microorganismos. Estos son los procesos clave que operan en la rizosfera (la zona de influencia de las raíces) para proteger tu cultivo:

1. Antagonismo por Producción de Metabolitos

Este mecanismo se basa en la capacidad de ciertos microorganismos beneficiosos (como algunas especies de Pseudomonas o Bacillus) para producir y liberar compuestos al suelo. Estos metabolitos, que incluyen antibióticos, sideróforos y enzimas, actúan directamente sobre los patógenos, impidiendo su crecimiento o su capacidad de infección.

  • Proceso: Por ejemplo, los sideróforos son moléculas que captan el hierro disponible en el suelo, un nutriente esencial. Al «robar» el hierro, los microorganismos beneficiosos se lo quitan a los patógenos, debilitándolos significativamente.
  • Beneficio práctico: Este proceso natural te ayuda a mantener una presión de enfermedad baja de forma constante, lo que disminuye la necesidad de intervenciones con productos externos.

2. Competencia por Recursos y Espacio

En un suelo con alta diversidad microbiana, hay una constante lucha por los recursos. Los microorganismos beneficiosos son competidores más eficientes que los patógenos y, al ocupar los nichos ecológicos y consumir rápidamente los nutrientes y el espacio, evitan que los patógenos se establezcan y se reproduzcan en la rizosfera.

  • Proceso: Es una carrera por la supervivencia. Un suelo rico en materia orgánica y con una microbiología activa y diversa asegura que los patógenos siempre estén en desventaja.
  • Beneficio práctico: Al promover la competencia, garantizas que la rizosfera de tus frutales esté dominada por aliados, no por amenazas.

3. Hiperparasitismo y Predación

Este es un mecanismo de ataque directo donde ciertos microorganismos se convierten en los depredadores de los patógenos. El caso más conocido es el del hongo Trichoderma, que es capaz de parasitar a otros hongos patógenos como Fusarium o Botrytis.

  • Proceso: El Trichoderma se enrosca alrededor del patógeno, lo penetra y se alimenta de él, provocando su lisis o destrucción. Es una forma natural y eficaz de control biológico.
  • Beneficio práctico: Utilizar productos que contengan estos hiperparásitos te ofrece una herramienta de control biológico específica para reducir las poblaciones de patógenos en el suelo.

4. Inducción de Resistencia Sistémica (IRS)

Este fascinante mecanismo no actúa sobre el patógeno, sino sobre la propia planta. Ciertos microorganismos beneficiosos en la rizosfera, al interactuar con las raíces, emiten señales químicas que activan las defensas naturales de la planta. Esto prepara a la planta para reaccionar de forma más rápida y efectiva ante un ataque, haciéndola más resistente a una amplia gama de enfermedades, no solo en la raíz sino también en la parte aérea.

  • Proceso: Es como una vacuna natural. La presencia del microorganismo beneficioso le «enseña» a la planta a fortalecer sus paredes celulares, a producir compuestos antimicrobianos y a activar sus genes de defensa.
  • Beneficio práctico: Logras que tus frutales se defiendan por sí mismos, lo que reduce la severidad de las enfermedades y mejora la salud general de la plantación.

Estrategias para potenciar la supresividad en tu huerto

Lograr que tu suelo sea supresivo, te sugerimos las siguientes acciones, enfocadas en la gestión integral del cultivo:

Proceso Mecanismo y proceso de interacción Beneficio para el manejo de cultivos
Antagonismo directo 1. Producción de metabolitos y antibióticos: La comunidad microbiana del suelo (bacterias, hongos, etc.) genera compuestos como antibióticos, toxinas, sideróforos o compuestos volátiles (VOCs). Estos inhiben el crecimiento, el desarrollo o la capacidad de infección de los patógenos. Por ejemplo, ciertas cepas de Pseudomonas producen antibióticos que impiden el crecimiento de patógenos fúngicos como Fusarium.
Reducción de la presión de enfermedad: La presencia de estos metabolitos ayuda a controlar las poblaciones de patógenos de forma continua y natural, disminuyendo la necesidad de aplicar tratamientos fitosanitarios.
Competencia 2. Competencia por recursos y espacio: Los microorganismos beneficiosos compiten activamente con los patógenos por los nutrientes disponibles (como el carbono y el nitrógeno) y por los sitios de colonización en las raíces de las plantas. Esta competencia es una de las bases de la supresión generalizada (GSM), que involucra a toda la biomasa microbiana del suelo.
Protección de la rizosfera: Al ocupar los nichos ecológicos y consumir los recursos, los microorganismos beneficiosos limitan el establecimiento y la proliferación de patógenos en la zona más crítica para la planta, la rizosfera.
Hiperparasitismo y predación 3. Ataque directo a patógenos: Ciertos microorganismos, como algunas especies de hongos (Trichoderma) y bacterias, actúan como «hiperparásitos» o depredadores. Atacan y se alimentan directamente de las estructuras de los patógenos, como sus esporas, micelios o propágulos.
Control biológico natural: Este mecanismo es un método de control biológico intrínseco del suelo. Ayuda a reducir de forma drástica y específica la población del patógeno objetivo, ofreciendo una solución sostenible a largo plazo.
Inducción de defensas 4. Inducción de Resistencia Sistémica (IRS): La presencia de microorganismos beneficiosos en la rizosfera puede activar el sistema de defensa natural de la planta. A través de señales químicas, la planta se vuelve más fuerte y más preparada para resistir ataques de patógenos, no solo en la raíz sino en toda la planta. Este mecanismo se conoce como supresión específica inducida.
Fortalecimiento de la planta: La planta desarrolla una «inmunidad» preventiva que le permite defenderse de manera más eficiente. Esto reduce la severidad de las enfermedades y mejora la tolerancia al estrés biótico.
Reclutamiento microbiano 5. La planta controla la microbiota:  Las plantas sanas exudan compuestos a través de sus raíces que atraen a microorganismos beneficiosos específicos. Esta interacción selectiva fortalece el microbioma del suelo en la rizosfera, creando una simbiosis que beneficia a la salud de la planta y la supresión de enfermedades.
Promoción de un suelo sano: Este proceso de «selección» natural por parte de la planta fomenta un estado de eubiosis (equilibrio microbiano), que está directamente asociado con impactos positivos en la sanidad vegetal.

Consejos prácticos para el manejo para contribuir a la supresividad del suelo

Acción Ventajas
Aporte de materia orgánica El compost, los abonos verdes y los restos de poda no solo nutren, sino que son el alimento principal de la microbiota del suelo. A mayor biomasa, mayor competencia con los patógenos.
Reducción de la labranza El laboreo excesivo rompe la estructura del suelo y perturba las redes biológicas de hongos y bacterias. Minimizar la labranza preserva estos ecosistemas microscópicos esenciales.
Rotación de cultivos o cubiertas vegetales La diversidad vegetal promueve una mayor diversidad microbiana. Rompe los ciclos de vida de los patógenos específicos y fomenta el crecimiento de microorganismos beneficiosos.
Uso estratégico de inoculantes La aplicación de productos con microorganismos como Trichoderma spp., Bacillus subtilis o Glomus intraradices (micorrizas) puede acelerar y potenciar la capacidad supresiva del suelo.
Manejo de la fertilización y riego Una nutrición equilibrada y un riego ajustado evitan el estrés en la planta, haciéndola menos vulnerable. A su vez, evitas condiciones de anoxia o salinidad que puedan favorecer a los patógenos.

Al enfocarte en la salud de tu suelo, estás construyendo un sistema de producción más resiliente, sostenible y alineado con los principios de ZERYA. La supresividad es una meta alcanzable que beneficia a tus plantas, a la rentabilidad de la producción y al medio ambiente.

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